Raquel León Lamela | Equilibrio psicológico de menores en procesos de separación
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Equilibrio psicológico de menores en procesos de separación

Las separaciones matrimoniales son situaciones de estrés y desequilibrio emocional para ambos cónyuges pero especialmente para los hijos. Se trata de períodos de inestabilidad en los que cada paso es clave para garantizar una correcta adaptación a la nueva situación, sin consecuencias negativas para las partes implicadas.

En estas situaciones el psicólogo puede trabajar con las partes implicadas en el desarrollo jurídico del proceso, contribuyendo con sus diagnósticos e informes en una valoración de la situación.

Algunas de las funciones clave que realiza el psicólogo en los procesos de separación son:

_ evaluación objetiva de la situación y mediación para tomar una decisión sobre la custodia más adecuada para los menores por la vía del acuerdo mutuo. Tener la capacidad de hablar entre ambas partes permitirá tomar mejores decisiones y aliviar las consecuencias de un proceso de por si complicado.

_ elaboración de informe que informe sobre la mejor opción para los menores. Estos informes se elaboran a petición de los abogados de las partes, por interés propio de uno de los progenitores o por solicitud directa del propio juez encargado del caso.

Los psicólogos tienen la capacidad de aportar en estos procesos los datos especializados, así como las técnicas y los instrumentos que permiten realizar una valoración objetiva de cada caso individualizado. Esta labor del psicólogo es un apoyo importante para el juez, fiscales y abogados, que cuenta así con un informe objetivo e imparcial obtenido mediante técnicas rigurosas.

Además del apoyo durante el proceso, la figura del psicólogo puede ser clave durante los procesos de separación matrimonial por su ayuda a las partes para superar el proceso. Tras un divorcio los menores atraviesan un período de duelo por la pérdida de la estabilidad familiar. Por lo general los niños y niñas desarrollan distintos síntomas que nos muestran la necesidad de atención psicológica especializada para superar esta fase. Sentimientos de culpa, falta de rendimiento escolar, tristeza, agresividad, poca autoestima … son algunas de las reacciones más habituales en hijos de padres divorciados.

Una intervención terapéutica adecuada de mano de un psicólogo especializado nos permitirá enfocar la situación y minimizar los riesgos de sufrir un trastorno mental más grave. Las consecuencias emocionales de un divorcio pueden ser muy negativas si los síntomas no son tratados a tiempo por un psicólogo.

Aunque los procesos de separación siempre son dolorosos, especialmente para los más pequeños, es necesario tener la capacidad de dejar a un lado las necesidades propias de la ex-pareja para centrarse en los menores y en su bienestar emocional. Lo recomendable es que los padres afronten con los hijos esta situación y sean capaces de transmitirles la seguridad sufienciente para que este proceso no les afecte de manera negativa. Contar con un psicólogo será beneficioso para disponer de un profesional al que consultar dudas, con el que comentar conversaciones y con el que recibir recomendaciones para ayudar a nuestros niños a afrontar de la mejor manera posible una separación.