06 Mar Educar en positivo, herramientas para la resiliencia
¿Cuántas veces hemos escuchado eso de educar con disciplina positiva? Pero realmente, ¿qué significa?
Tenemos claro que para educar a nuestros niños y niñas es necesaria la disciplina, es decir, un conjunto de reglas o normas que deben cumplirse de manera constante. Pero el concepto disciplina no debería tener una connotación negativa, al contrario, debería entenderse como un sistema que nos ayuda a lograr orden y alcanzar ciertos resultados. Una persona disciplinada tiene capacidad para automotivarse, para centrarse en sus objetivos, para esforzarse y alcanzar sus retos.
Entonces, ¿existe la disciplina positiva para educar? ¡Si, existe! Y te vamos a contar sus bases. Desde el punto de vista psicológico educar desde la firmeza y el cariño es posible. La educación en positivo se basa en el respeto, implica al niño en el proceso y fomenta su autocontrol y su autoestima. El objetivo: crear personas felices, responsables, respetuosas y resilientes.
El sentido de las normas
La educación de los hijos e hijas es todo un reto para los padres y madres. Está claro que los más pequeños deben aprender a comportarse pero, sobre todo, deben entender por qué deben comportarse. La base de la educación en positivo nos enseña que, para que los niños se comporten bien, deben saber lo que significa comportarse bien y conocer las consecuencias de su buen o mal comportamiento.
Por ejemplo, si a un niño se le ha enseñado que si no se porta bien en casa de los abuelos le castigaremos sin televisión, seguramente se comportará durante la visita porque le interesa disfrutar de su entretenimiento (la tele), pero lo hará por miedo, coaccionado por esa consecuencia negativa.
Desde el punto de vista de la disciplina positiva se trata de involucrar al niño en ese proceso con el que buscamos que tenga un comportamiento bueno durante la visita a los abuelos. Tal vez sea importante explicarle que no debemos gritar ni hacer ruido porque los abuelos son mayores y necesitan descansar; y que si, en lugar de protestar, ayudamos a los abuelos a poner la mesa podremos comer antes y después jugar a algo divertido. En resumen, será su cooperación y buen comportamiento le permitirán tener una consecuencia: disfrutar de un día divertido en familia.
Claves para educar en positivo
Parece muy fácil… ¿pero realmente lo es?
No te vamos a engañar. La educación no es fácil, requiere tiempo y paciencia, pero sus beneficios a largo plazo son tantos que compensa.
Aquí te dejamos unas pautas básicas para educar con disciplina positiva:
- Entiende al niño. Ponte en su lugar, intenta comprender cómo se siente y las razones de su comportamiento. Los niños se comportan de una manera por algún motivo y entenderlo será clave.
- Establecer una serie de normas de comportamiento y coméntalas con el niño. Cada regla tiene un sentido y un objetivo y el niño debe entenderlo y aceptarlo.
- Las normas y los límites están para ser respetados. Debes mantenerte firme y no ceder. En los momentos críticos es cuando hay que recordar, de manera sosegada, que las reglas han sido consensuadas por ambas partes.
- Cede poder de decisión. Deja que el niño pueda tomar sus propias decisiones sobre ciertas cosas. Así se siente involucrado en el proceso y dueño de sus determinaciones.
- Se critican las acciones, no las personas. Un niño no es “malo” o “agresivo” sino que se ha comportado mal. Estos detalles son fundamentales a la hora de reñir, porque así evitar etiquetar y damos a los pequeños la oportunidad de cambiar su actitud.
- Sé un ejemplo. Es lógica si, pero a veces se nos olvida. En muchas ocasiones se nos olvida que un gesto o una acción puede echar por tierra todo nuestro discurso. Si quieres que un niño se comporte de una manera debes predicar con el ejemplo.
- Busca soluciones. Nadie es perfecto. Todas las personas nos equivocamos y los niños también. Por eso cuando tengan un mal día y su comportamiento no sea el deseado debemos centrarnos en entender el porqué y, sobre todo, buscar una solución.
Beneficios psicológicos
En todos estos años de experiencia en la consulta con niños y adolescentes hemos podido comprobar los múltiples beneficios que tiene la educación en positivo. Sin duda, cuando trabajamos la educación desde un punto de vista positivo creamos vínculos familiares sólidos y seguros, en los que los niños se sienten arropados, comprendidos y respetados.
Los niños que han crecido en un entorno de educación en positivo tienden a ser más estables a nivel emocional y psicológico, con más autonomía y predisposición al diálogo.
Si trabajamos la educación en positivo con nuestros niños y jóvenes estaremos creando también personas más resilientes, con capacidad para adaptarse a las todas las situaciones, con estructuras psicológicas robustas y recursos suficientes para salir fortalecidas de las crisis.