Raquel León Lamela | Padres hipercríticos, cuando la presión genera trastornos
Raquel León psicología en Santiago de Compostela
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Padres hipercríticos

Padres hipercríticos, cuando la presión genera trastornos

¿Qué niño o adolescente no se ha quejado alguna vez de que sus padres son un rollo? Es normal que protesten porque les exigimos que se porten bien, que saquen buenas notas, que aprendan idiomas, que practiquen deportes, que toquen algún instrumento, que lean… y que lo hagan todo a la primera y sin poner mala cara.

Seamos realistas, nuestros niños son niños y debemos exigir, pero siendo conscientes de su realidad y de que, la infancia, es una etapa demasiado corta que también hay que vivir y disfrutar.

En el mundo que vivimos ya no basta con ser un niño, hay que ser un “superniño”. Padres y madres desean que sus hijos sean los mejores y esa exigencia desmesurada acaba traduciéndose en una presión que afecta a la relación familiar y al bienestar del niño.

Tipos de padres y madres

Para empezar, es interesante conocer los diferentes tipos de progenitores que en general clasificamos a nivel de estilo de crianza:

  • Son severos, exigentes e inflexibles. Imponen muchas reglas y demandan obediencia constante.
  • Con autoridad. Establecen límites y normas pero ofrecen apoyo y cariño a los hijos. El diálogo y el razonamiento también forman parte de su educación diaria.
  • Son cariñosos y cercanos, pero no establecen límites ni controlan la actividad de los menores.
  • Tienden a ser negligentes en el cuidado y educación de los hijos e hijas. Son poco accesibles, indiferentes a las necesidades de los niños e incluso ausentes.

El estilo de crianza determina en gran modo el tipo de adulto en el que se convertirá el niño, ya que proyectará en su madurez aquellas vivencias, necesidades o situaciones que le han marcado en su desarrollo como persona.

Y tú ¿eres una persona hipercrítica con tus hijos?

En primer lugar, hay que saber diferenciar entre un progenitor “preocupado” y con autoridad y un progenitor hipercrítico. Como vimos en la clasificación anterior, es normal que los padres y madres estén pendientes del desarrollo personal y académico de sus hijos e hijas, reclamándoles ciertos esfuerzos y resultados. Pero también es normal (y necesario) que se acompañe a los pequeños en ese proceso, alentándolos y apoyándoles, entendiendo su realidad y valorando su empeño.

El perfil de padre o madre hipercrítica viene cuando la presión que se ejerce sobre el niño es tal que se imponen estándares a veces inalcanzables y que todo logro se considera poco, poniendo en peligro la estabilidad emocional y psicológica del menor.

Los padres y madres hipercríticos suelen seguir estas pautas de comportamiento:

  • Estilo parental rígido, dominante y severo en cuanto a normas y disciplina. Pretenden imponer su voluntad e imparten órdenes explícitas en cuanto a rendimiento académico, tiempo libre y relaciones sociales.
  • Ejercen una presión continuada e intensa sobre los hijos desde muy pequeños. Quieren acelerar los procesos y aprendizajes, con el objetivo de que vayan por delante con respecto a otros niños de su edad. Son competitivos y exigen resultados por encima de las posibilidades.
  • Vigilan cada paso de sus hijos, controlan su vida a interfieren en sus decisiones. Esta vigilancia hace que cualquier equivocación por parte del niño dé pie a muchas y muy intensas críticas.
  • Tienen unas altas expectativas sobre los hijos, en muchos casos porque proyectan en ellos sus frustraciones y anhelos personales. Demandan notas y resultados de 10 en todo momento y anteponen sus deseos a las necesidades del niño. Son tan perfeccionistas y exigentes que se centran más en los fallos que en los aciertos.

 

Progenitores hipercríticos, hijos que sufren

Muchos estudios demuestran la influencia negativa que padres y madres hipercríticos tienen en el desarrollo de sus hijos e hijas. En nuestra consulta de psicología podemos corroborar, por nuestra propia experiencia, que son muchos los casos en los que las familias con progenitores tan exigentes acaban provocando trastornos en los niños. Los menores distorsionan su propia imagen y sufren problemas de autoestima, sentimientos de inferioridad, sensación de fracaso, dependencia emocional severa, inseguridades y dificultades en las relaciones sociales. En casos más graves incluso deriva en problemas de estrés y depresión.

Se podría decir que los padres y madres hipercríticos no generan hijos perfectos, al contrario, generan hijos con serias dificultades emocionales y psicológicas. Si bien es cierto que hay muchos casos de hijos e hijas con padres hiperexigentes que han alcanzado el éxito profesional, conviene mirar en detalle la angustia que han soportado y las carencias emocionales que sufren en la edad adulta.