28 Sep Incertidumbre y salud mental
La cuarentena y el confinamiento por la pandemia mundial que vivimos a causa de la COVID-19 supuso un antes y un después en la vida social, familiar y laboral de todo el mundo. Es hora de cuidarnos, por dentro y por fuera.
Sin embargo, las circunstancias que rodean estos cambios son diferentes para cada persona. La pérdida de seres queridos, la soledad, la incertidumbre laboral y familiar y el cambio de rutina provocó que muchas personas vieran afectada su salud mental.
La apatía, el miedo o la ansiedad pueden ser las principales consecuencias de estos cambios psicológicos. Estos estados son un producto directo de la incertidumbre vivida. Pueden aparecer pensamientos pesimistas, catastrofistas, ubicándonos en los peores escenarios que ayudan a agravar estos sentimientos negativos. Por eso, en estos momentos es tan importante cuidar nuestra salud mental y contar con la ayuda de un profesional de la psicología si es necesario.
Algunos de los trastornos que nos encontramos:
Estrés post-traumático. Se puede manifestar en forma de imsomnio, pesadillas, miedo, angustia, mayor ingesta de comida, etc. Es una reacción normal del organismo ante una situación que le genera estrés. Las experiencias vividas durante el confinamiento pueden influir en la capacidad que tiene cada persona para procesar cada situación y en muchos casos, puede llegar a generar saturación e impotencia o incapacitación de las actividades cotidianas.
La ansiedad es otro efecto del confinamiento. Puede manifestarse a través de palpitaciones, opresión, miedo, preocupación, desconfianza, etc. La falta de información sobre el futuro, de cómo serán nuestras relaciones sociales, la distancia con los seres queridos, la inestabilidad laboral, la economía, son aspectos determinantes en el desarrollo de estos trastornos.
Unido a la ansiedad, o por separado, pueden darse episodios depresivos o trastornos depresivos. La depresión puede ser leve, que dure una semanas, o, por el contrario, convertirse en un estado de incapacitación prolongada. La gravedad dependerá de diversos factores, algunos de ellos externos como problemas de salud añadidos, muerte o pérdida de seres queridos, o ausencia de estabilidad laboral y los ya mencionados problemas económicos, etc.
Otra de cosas que tristemente nos trajo la pandemia por Covid-19 fue la pérdida de seres queridos. Algunas personas vivieron situaciones como incapacidad para despedirse de un familiar o amigo fallecido, una muerte inesperada o la combinación de distintos tipos de pérdidas que añaden peso y dificultad a la superación de determinadas estados y momentos.
Es imprescindible entender que estas sensaciones y comportamientos, si se prolongan, pueden afectar gravemente a nuestra vida cotidiana, tratarlos para llegar a entender el por qué de estas emociones es clave en el proceso de recuperación, siempre acompañado por un psicólogo profesional.